Cuando el niño experimenta un determinado período sensible, requiere estimulación para desarrollar su máximo potencial neuronal y alcanzar el conocimiento.
Sin embargo, una de las preguntas reiteradas que ronda en la cabeza de los adultos: ¿cómo estimulamos los períodos sensibles?
Ante la existencia de “ventanas de oportunidades” los pequeños comienzan la conquista natural, cuando sienten que es el momento.
Justo en ese punto, el adulto debe acrecentar la habilidad espontánea hacia el descubrimiento del mundo ofreciendo un “ambiente estimulante”.
El término “acrecentar” va dirigido a elevar las posibilidades de encontrar en el entorno, objetos que alimenten ese período sensible.
Los padres, familiares y maestros deben actuar como observadores sin interferir en su proceso.
Ahora bien, cada período sensible exige un ambiente con materiales y objetos específicos canalizadores del proceso